Cáceres.- La Diputación Provincial de Cáceres va a poner en marcha el proyecto piloto “ESCAN”, un programa de acompañamiento a víctimas de violencia de género con la ayuda de perros especialmente adiestrados para crear con la víctima un vínculo emocional y al hacer al mismo tiempo que se sienta protegida.
Este proyecto ha sido presentado esta mañana por la diputada provincial del área de Igualdad, Amelia Molero; por el coordinador nacional del proyecto ESCAN, Enrique Cruz, y por el responsable de Adiestramiento, Francisco Estévez, acompañados todos ellos por “Tor” el perro labrador que ayudará a una víctima cacereña a salir adelante.
Molero indicó que el proyecto va a empezar ayudando a una víctima, pero una vez se vean los resultados se estudiará ampliar esta ayuda a más mujeres y niños porque “la Diputación va a seguir apostando por proyectos como éste mientras continúe esta lacra”.
La diputación provincial aporta a este proyecto una financiación de 4.000 euros, que servirá para pagar los costes de adiestramiento y los gastos veterinario del primer año del perro, ya que, en realidad, será la víctima la que vaya educando a su perro, con la ayuda de un experto, de modo que se implique en sus cuidados y establezca una relación de responsabilidad, cariño y ayuda mutua.
El coordinador del programa, que ha señalado que este proyecto está funcionando muy bien en otras ciudades españolas, ha indicado que para seleccionar a las víctimas que pueden beneficiarse de este programa no se valora tanto el nivel de riesgo que tenga frente a su agresor, sino saber “cómo se siente ella, si tiene miedo, o si se siente insegura al salir a la calle”.
Esta primera experiencia piloto se desarrolla en Cáceres con la colaboración, además, del Refugio San Jorge, con el objeto de promover, a la vez, la adopción de perros abandonados. Los más idóneos son perros de tamaño mediano o grande, y muy sociables como el labrador o el pastor alemán, entre otros.
Esta terapia con perros adiestrados está asistida también por una psicóloga que trabaja con la víctima para detectar todo lo dañado por la violencia, mientras que el perro incide en el aspecto emocional. “Es decir, se necesita tanto a la psicóloga como al perro, pero el aspecto emocional lo desarrolla el animal. Y a partir de ahí damos un paso más, una vez que recuperamos psicológicamente a la mujer, trabajamos también el aspecto de la inserción laboral”, dijo Cruz.
El coordinador ha dejado claro que el adiestramiento del perro realmente lo lleva la usuaria, que es a la que se forma en este sentido. “De este modo ella va siendo consciente del trabajo diario que debe hacer, de su capacidad y posibilidad de trabajar con un ser vivo, de que vaya mejorando, le haga caso, la obedezca… porque esto incide directamente en su autoestima, y a medida que el perro progresa, la mujer, psicológicamente, también lo hace”.
Por su parte, el adiestrador, Francisco Estévez, ha señalado que lo que más se valora en el proyecto es el vínculo afectivo que se llegue a lograr entre la usuaria y el perro. “Esto hace que la usuaria empiece a tener confianza, a desarrollar distintos tipos de actividades, retome el contacto con otras personas o se anime a salir, porque será el perro el que la haga salir”.
La elección del perro lo hacen conjuntamente la víctima con el equipo que le va a ayudar, que escogerán el animal que más se adecúe a sus necesidades y al entorno en el que va a vivir.
ESCAN trabaja ahora para conseguir que los perros que participen en este programa puedan tener la misma consideración que los perros guías para que puedan acompañar a la víctima en lugares, donde habitualmente, no está permitido el acceso de perros, como puede ser el transporte público.